Dicen que cada uno de nosotros tiene por ahí un gemelo. Una persona que es muy parecida, pero con la que no tienes relación alguna. Se podría decir que algo así le pasa a la protagonista de hoy. La calibrachoa es toda una preciosidad, pero si no te la miras bien podrías pensar que nos hemos equivocado de nombre. Que esa flor que ves es una petunia. ¡Pink promese!
Imaginaos si se llega a confundir que uno de los nombres por los que también se la conoce es petunia calibrachoa, petunia mini o calibrachoa a secas. Con esta flor la verdad es que todo son sorpresas. No es una flor normal y corriente. La calibrachoa es un híbrido, que se creó con toda la intención. No es una flor que creciera y se formara solita, fue creada a partir de especies procedentes de Brasil. Se podría decir que es como un Frankenstein.
¿Cómo es la calibrachoa?
Es una plantita pequeñita, normalmente no suele medir más de 20 cm de altura. Pero, aunque sea pequeñita es bastante abundante. Sus hojas por ejemplo son ovaladas y de color oscuro, pero ocupan mucho espacio. Y si las tocas verás que tienen un tacto pegajoso.
A sus flores les pasa igual, suele tener bastantes. Las flores de la calibrachoa pueden ser tanto simples como dobles y como buenas gemelas de la petunia tienen forma de trompeta. Pero la diferencia está en que la calibrachoa tiene el centro de su flor un poquito más oscuro. Es el momento de sacar las gafas y mirarlas bien. ¿Las sabrás diferenciar? ¡Seguro que sí!
Y no te preocupes si lo que estás buscando es dar color a tu jardín. Con la calibrachoa lo podrás conseguir. La puedes ver en amarillo, rosa, lila, rojo y naranja.
Cuídala como se merece
Parece que solo tengamos buenas palabras para la calibrachoa pero es que podríamos afirmar que es casi perfecta. Es una planta que crece rapidísimo, tiene una floración muy larga y con muuuuchas flores. Lo sentimos, pero es que no se puede pedir nada más. Si es perfecta, se tiene que decir.
La luz que más quiere
No tiene ningún tipo de problema de vivir en la semisombra. Pero, aunque lo pueda hacer perfectamente no quiere decir que sea lo que más le gusta. Porque no, ella prefiere ante todo el sol y de forma directa. Algo muy curioso que le pasa, con lo que puedes ver lo que llega a adorar el sol es que contra más sol directo le dé, más flores le salen. Es uno de esos amores que no se pueden esconder.
¿Frío o calor?
Aquí no hay excusa que valga. No le gusta el frío, nada de nada. Lo único que sería capaz de soportar la calibrachoa es una heladita de esas que casi ni las siente. Las bajas temperaturas y ella no son amigas, pero 0.
Si seguimos hablando de temperaturas y temporales, no se nos puede olvidar mencionar a la lluvia. Tan querida y odiada a partes iguales. Si la lluvia es un no parar en tu zona, mejor que la resguardes un poquito. La calibrachoa es una friolera. Ya te hemos avisado de que era casi perfecta.
Always agüita
Plantas y aguas son inseparables. Eso lo tenemos claro. A la calibrachoa hay que regarla regularmente pero no demasiado. Entre un riego y el siguiente asegúrate de que la tierra esté casi seca. Nunca, nunca dejes que se encharque. Le gusta el agua lo justo para vivir, pero sin pasarse.