Con este frío nos ha entrado un poco de morriña y nos hemos puesto a pensar en flores y sus historias. Nos ha venido a la cabeza algo que pasó hace muchos años y que tiene que ver con flores y con una crisis. De lo que queremos hablar hoy no es otra cosa que la crisis de los tulipanes. ¿Habéis oído hablar de ella?
Como ya os hemos contado alguna que otra vez, el tulipán es una de las flores más conocidas en todo el mundo. Siempre ha sido una flor con algo muy especial que ha enamorado a cualquiera. Imaginaos si llegaron a enamorar y lo apasionado que fue todo que llegó un momento en el que se provocó una crisis de los tulipanes, también conocida como Tulipomanía. ¡Así que vayamos a lo importante!
¿Qué es la crisis de los tulipanes?
Para todos aquellos que sea la primera vez que oís hablar de semejante locura, la crisis de los tulipanes fue la primera burbuja económica de la historia moderna.
Esto ocurrió en los años 30, en el siglo XVII, en los Países Bajos. Los culpables de todo fueron los bulbos de tulipán, que en tan solo 4 años multiplicaron su valor por 100, para más adelante caer en picado. Este suceso fue entonces el que dio lugar a una crisis económica enorme.
¿A qué se debe la crisis de los tulipanes?
Las flores a principios del siglo XVII se convirtieron en un símbolo que mostraba lo ricos que eran aquellos que las poseían. El tulipán en concreto era la flor que indicaba una mayor riqueza. Esto era así debido a las variaciones que pueden surgir en algunos bulbos de tulipán, como por ejemplo su multicolor o que algunos de ellos son tan extraños que no se vuelven a repetir. Así empezó una pequeña obsesión que iría creando el camino hasta desembocar en una crisis como esta.
La locura por los tulipanes era tal que todo el mundo quería invertir en ellos, ya que, era un mercado que no paraba de crecer y crecer. Muchas personas incluso dejaron sus trabajos para dedicarse al cultivo de los tulipanes. ¿Qué podía salir mal?
Una anécdota muy curiosa que plasma a la perfección la locura que se vivía en ese momento es que en 1635 un bulbo de tulipán (un Semper August), fue cambiado por una mansión en el centro de Ámsterdam. ¡Los niveles de obsesión eran enormes! La locura que rodeaba a los tulipanes no paraba de crecer y los precios seguían subiendo sin parar.
La euforia por los tulipanes era tal que pasaron de ser un producto de temporada a venderse durante todo el año. Pero eso mismo se volvió un problema, se necesitaba que un producto que era de temporada durase todo el año para así poder venderse todo el tiempo.
¿Cómo se arregló? Se empezaron a negociar los precios y las cantidades antes de que los bulbos florecieran. Esto que parece una locura fue el primer paso para la aparición de uno de los mercados más importantes de la actualidad, el mercado de los futuros financieros. Por lo menos la crisis de los tulipanes trajo consigo algo bueno.
La catástrofe de la crisis de los tulipanes
Pero de un momento a otro todo cambió. La crisis de los tulipanes detonó en 1637 cuando el precio de los tulipanes empezó a caer de forma radical. En este punto, todo el mundo se quería deshacer de los bulbos de los tulipanes y esto provocó bancarrotas y pánico en todo el país, la quiebra asoló toda la economía holandesa.