Es la persona que más te conoce. La que te escucha, te aconseja y la que iría hasta el fin del mundo, si hace falta, para comprar los ingredientes necesarios para cocinarte tu plato preferido. Así que, si hay un día que tienes que marcar en el calendario con rotulador, subrayador amarillo fosforescente y siete pósits, ése es el día de la madre.
Nosotros ya lo hemos hecho y hemos preparado cuatro ramos increíbles para que puedas sorprender a tu madre en su día y decirle con unas Colvin todo lo que no puedes expresar con palabras.
No son cuatro ramos cualquiera… Nuestros floristas se han inspirado en cuatro historias para crear los diseños más especiales. A uno de ellos le hemos puesto el nombre de Muse of Inspiration y cuando leas este relato entenderás por qué:
“Debía tener unos dos o tres años cuando empecé a interesarme por la escritura. No tenía ni idea de leer o escribir, pero las letras me atrapaban. Me fascinaba que aquellos símbolos que yo solo percibía como figuras extrañas pudieran contar historias. Recuerdo domingos enteros con mi madre rebuscando entre sus cajas de libros. Tenía tantos que ya no le cabían en la estantería del salón. Yo me encargaba de escogerlos y ella me explicaba las magníficas historias que se escondían entre sus letras. Mi padre nos dejaba hacer. Sabía que el domingo era nuestro día, puesto que entre semana mi madre trabajaba muchas horas y apenas nos veíamos.
Aquella distancia que existía entre nosotras durante la semana desapareció cuando aprendí a leer y a escribir. Cada día, cuando volvía del colegio, me encontraba una carta suya encima de mi mesita de noche contándome historias de personajes y lugares increíbles que jamás hubiera descubierto si no fuera por ella. Me encantaba llegar a casa sabiendo que tenía una nueva historia por descubrir cada día al entrar en mi habitación. Subía corriendo las escaleras y me iba directa a mi cuarto, sin importar quién estuviera en casa. Leía su carta sin ni si quiera quitarme la chaqueta o la mochila del cole y, después, me sentaba en la cama con mi libreta y respondía a su historia imaginando la vida de cualquiera de sus personajes e ideando sus universos.
Cada día nos escribíamos una carta. Una bonita costumbre que nunca perdimos, ni siquiera cuando pasaron los años y me marché de casa. A los 18 años me fui a vivir a Madrid para cumplir mi sueño. ¡Había conseguido entrar en la facultad de periodismo! Recuerdo como si fuera ayer el momento en el que entré en aquella pequeña habitación de un piso compartido del centro de la ciudad. Lo primero que hice fue sacar mi libreta de la maleta y ponerme a escribir una carta para mi madre. Al cabo de unos días tenía su respuesta en mi buzón y, aunque hablábamos por teléfono a diario, me hizo tanta ilusión que no pude evitar que se me cayeran las lágrimas al leer las primeras líneas.
Logramos vencer a la distancia del espacio y del tiempo como ya lo habíamos hecho cuando yo era pequeña. No importa lo lejos que estemos o los años que pasen: nosotras seguimos manteniendo nuestra tradición. Es cierto que nuestras historias viajan ahora más lentamente que cuando vivía en casa, pero la magia de aquella costumbre continua. No solo es nuestra forma de contarnos cómo nos sentimos, sino que se ha convertido en mi fuente de inspiración. Es la responsable de que hoy pueda afirmar que he logrado cumplir mi sueño de ser periodista.”
Hay madres que nos inspiran. Hay madres que nos ayudan a crecer y que este día de la madre se merecen un Muse of Inspiration 🙂