Nos despedimos de diciembre, el mes más mágico del año. El mes de los turrones y los villancicos. El mes de la familia y los amigos. El mes que rebosa de amor y cariño. Pero antes de decirle adiós, ¿por qué no remarcar con lo bueno y con lo qué nos quedamos?
Nos quedamos con la Poinsettia como la flor del mes del frío. La flor que nos trae un toque de color en las gélidas horas inundadas de grisáceas tonalidades. La que preside nuestro salón y nuestro hogar. La flor que lleva tatuada la palabra Navidad y que nos provoca ese cosquilleo de cuando éramos niños. Aquel nerviosismo que acompañan las luces y los grandes o pequeños abetos que acogen los regalos cargados por Papa Noel y sus renos.
Nos quedamos con las luces que persiguen la ciudad y nuestras casas. Las que mientras caminamos o volamos en coche o moto nos recuerdan que ha llegado esa época. La época en la que parece que todo se tiñe de sentimiento y emoción. La época en la que debemos romper nuestra hucha para comprar regalos para ilusionar a familia y amigos.
Nos quedamos con las deseadas quedadas con amigos aún en las heladas terrazas, con una cerveza en la mano y compartiendo los momentos que la rutina nos quita. Respirando los minutos de libertad descargados de trabajo y estudios acompañados de nuestra estimada lista de Spotify. Porque diciembre lleva la sintonía de:
Nos quedamos con las imágenes de los animales acogidos por la Reserva Wildforest vistiendo nuestras flores. Los animales que cargados de una nueva oportunidad por fin sonríen acompañados de nuestras coronas. ¿Por qué no cerrar este año apoyando a aquellos que tantas veces son olvidados?
Nos quedamos con los que nos han ayudado, de la forma más solidaria. Con la fundación Open Arms, la citada Reserva Wildforest, la fundación Geicam, Pere Tarres y Avismon. Y con las que han abanderado nuestras flores y nos han brindado magníficas instantáneas. Nos quedamos con @niayernimanananihoy y @alma_cupcakes.
Nos quedamos con regalar flores. Con regalar nuestro ramo, el bautizado como Rudolph en honor del famoso reno mágico. El que nace a partir de rojizos Amaryllis combinados con Hiperium. El que se ha ganado su lugar como un especial regalo de Navidad. Y es que cualquier día es bueno para regalar un bonito ramo de flores pero tales fechas son la excusa perfecta para inundar de color y aroma a aquellos a los que más queremos.
Pero sobre todo, nos quedamos con quienes nos han acompañado no sólo durante este diciembre, sino en los 365 días del año. Con los que han apostado por las flores, ¡por regalar infinidad de ramos Colvin! Ramos para dar las gracias, para pedir perdón, para simplemente decir te quiero. Por apostar por nosotros y por nuestras flores. ¡Infinidad de gracias! Todos los meses nos quedamos con vosotros.